Cartel con texto "Respeto"

Mi hermana Marta es profesora desde hace unos quince años.

Primero fue profesora de adultos y luego se pasó a la educación secundaria. Ha tenido alumnos de todo tipo, algunos eran alumnos problemáticos, por decirlo finamente.

Marta nunca ha tenido problemas con ningún alumno, ni con los «más chungos». Otros profesores se quejaban airadamente de esos «alumnos malos» y explicaban situaciones en las que había habido mucha tensión.

La diferencia entre mi hermana y esos profesores es que ella siempre, siempre, siempre ha respetado a todo alumno que ha tenido. El trato hacia ellos siempre es de respeto y de interés. Ella se comunica de forma que no juzga las personas, describe situaciones y hace preguntas pero no pone contra las cuerdas a nadie.

Depende de como te comuniques con los demás, obtendrás una respuesta u otra.

Cuando tenía veintipocos años me di cuenta claramente de que la actitud que tienes hacia los demás determina la actitud que tendrán los demás hacia ti. Sé que es algo muy obvio pero a juzgar por muchos de los malentendidos que tenemos las personas, quizá haya que recordarlo de vez en cuando.

Existen tres tipos de comunicación:

  1. Pasiva, cuando no se dice algo por temor a ciertas consecuencias: una posible discusión, miedo a ofender, temor por ser incomprendido… Lo que uno piensa es menos importante que lo que piensa el otro.
  2. Agresiva, cuando se impone y se quiere tener siempre razón. Lo que uno piensa es más importante que lo que piensa el otro.
  3. Asertiva, cuando uno expresa lo que piensa de forma respetuosa pero sin dejarse avasallar. Lo que uno piensa es tan importante como lo que piensa el otro.

En el libro «Escuela de parejas«, José Antonio Marina expone estos tipos de comunicación y pone varios ejemplos de comunicación asertiva:

  • Defender los derechos propios sin violar los ajenos.
  • Discrepar abiertamente con otra persona que no piense igual.
  • Pedir ayuda si es necesario.
  • Frenar pacíficamente las agresiones verbales.
  • Saber decir que no sin sentirse culpable.

Otros ejemplos que añado serían: reconocer cuando uno se ha equivocado exponiendo los hechos y sin lamentaciones, saber decir «no lo sé» sin miedo a lo que podrán decir o cambiar de opinión sin avergonzarse.

Marina nos cuenta algunas técnicas de comunicación asertiva de las que destaco la siguiente:

Si vas a decir que no, da razones, no excusas. Si no quieres hacer el amor, una excusa es decir que te duele la cabeza. Una razón es decir que estás molest@ por alguna cosa y que no te apetece. La primera respuesta puede conducir a que te traigan unas aspirinas, la segunda a que se resuelva un conflicto.

Creo que, en general, soy bastante asertivo con los demás. Con mis alumnos creo que consigo serlo siempre. En otros ámbitos también procuro ser asertivo pero cuando voy muy cansado, mi asertividad disminuye. En esas ocasiones mi comunicación puede volverse algo agresiva. Lo compenso al cabo de un tiempo, pidiendo disculpas a la persona afectada.

A mi también me ocurre como a mi hermana Marta. Hay algunos profesores que se quejan mucho de actitudes irrespetuosas de los alumnos. Normalmente no digo nada para no incomodar a quien me lo cuenta pero yo no he tenido problemas de ese tipo con esos mismos alumnos. Creo que la razón tiene que ver con la asertividad.

Ser asertivo es indispensable en cualquier profesión con trato al público: médico, enfermero, comercial, profesor, dependiente…

De hecho, si somos asertivos en cualquier ocasión en la que tratamos con otras personas, observaremos cómo las situaciones son más relajadas y constructivas.