
Foto de Miles Gehm
Ya estaban allí otra vez.
Uno de ellos iba sin camiseta y tenía varios tatuajes. Otro tenía una cámara de vídeo profesional entre sus piernas. El tercero estaba a su lado observando.
Los tres estaban sentados en la acera, esperando.
A unos treinta metros estaba el cuarto y último de ellos. Tenía un skate en su mano derecha mientras se tocaba los muslos una y otra vez. Miraba atentamente la zona en la que estaban sus compañeros. Soltó el skate, se montó encima y fue cogiendo velocidad. Iba directo a un banco (de los de sentarse), hizo un salto y…
El skate salió por un lado y el chico por el otro. Él cayó bien y no se hizo daño pero no salió como tenía que salir. Otra toma falsa.
No pude evitar pensar: “Siempre igual. Nunca les sale el saltito de marras cuando graban”.
Al cabo de pocos segundos volví a pensar: “Eres gilipollas, Carles” (sí, normalmente uno se dirige a sí mismo con ese cariño característico). “La mayoría de veces no sale bien”.
Estos tíos se pasan la tarde pegando saltos y grabándolos. La cuestión es que sólo salen bien unos pocos. Y precisamente esos que salen bien son los que publicaran en YouTube o en cualquier otra plataforma. Entonces otros skaters los verán y pensarán: “¡Joder, qué cracks estos tíos!”. Probablemente sean buenos, y probablemente a los buenos no siempre les salga bien. La idea importante aquí es que una cosa es el proceso y otra el producto.
En los procesos creativos el producto es lo que normalmente cuenta: el vídeo con el súper salto con skate, el libro, el tema musical, la exposición de arte… Hay muchos ejemplos. La gente ve y disfruta ese producto pero en realidad no sabe nada o prácticamente nada sobre el proceso del artista para crear ese producto.
Antiguamente el proceso y el producto estaban totalmente separados. La gente no sabía nada sobre el proceso, a no ser que un artista quisiera abrir sus taller y mostrar sus bocetos. Gracias a la revolución digital eso ha cambiado completamente. Hoy en día los artistas pueden compartir fácilmente su proceso de creación con la audiencia. Ya sea con una red social como Twitter o Facebook, con un blog, canal de YouTube, podcast, etc… Hay muchas plataformas para comunicarse con la audiencia. Lo genial es que esa audiencia está ansiosa por conocer parte de ese proceso de creación. Es más, muchas personas quieren participar de algún modo en ese proceso. Marc Alier nos contó en un episodio que el autor de «Juego de tronos» comparte galeradas con fans suyos y le dan un montón de feedback. Eso es a lo que me refiero.
Los que hagan visibles sus procesos creativos conectarán más con su audiencia que si se limitan sólo a promocionar sus productos. Incluso podrán validar su idea inicial y hacer los cambios pertinentes para mejorar su obra. Aún y las ventajas, habrá quien prefiera seguir como hasta ahora: el proceso creativo es privado y el producto se hace público.
Yo me subo al carro de los que comparten su proceso creativo (o parte de él). He empezado a escribir mi segundo libro, que tratará sobre cómo preparar buenas presentaciones. Creé una lista de correo a la que están suscritas más de 160 personas. Ya les he enviado un primer mensaje para que rellenen una breve encuesta que me ayudará en el enfoque del libro. Más adelante compartiré con ellos los textos que vaya escribiendo. Espero recibir mucho feedback, tanto positivo como negativo.
Es otra forma de crear productos: teniendo en cuenta a parte de tu audiencia mientras lo haces. Me parece tan increíblemente genial que no paro de preguntarme por qué no lo hacemos más a menudo.
***
No es el único que habla sobre lo que he escrito pero el libro «Show Your Work!: How to Share Your Creativity with the World» de Austin Kleon lo explica muy bien. Es una maravilla de libro que estoy disfrutando y saboreando. Tiene todos los números para que lo recomendemos como Delicatessen en un futuro episodio. Y es el que me ha inspirado a escribir la entrada de hoy 🙂
También está la versión traducida como «Aprende a promocionar tu trabajo» de Austin Kleon.
La versión en inglés está en tapa blanda y en Kindle. Recomiendo la versión en papel por el tipo de libro que es: formato cuadrado, contiene partes visuales y gráficas…
Comentarios recientes