A menudo, se habla de la motivación como de la inspiración: algo que te viene o no te viene. Con la motivación, hay factores externos pero sobre todo hay que mirar dentro de uno mismo para intentar averiguar por qué estamos o no motivados para hacer algo.
El deseo: el punto de partida
Hay muchas teorías sobre la motivación. Lógico. Quién descubra los motivos acerca de por qué hacemos lo que hacemos tendrá en sus manos un valioso tesoro. Todo el mundo quiere motivar a los demás: los padres a sus hijos, los profesores a sus alumnos, los jefes a sus empleados, las empresas a los consumidores… El filósofo Thomas Hobbes afirmaba que el deseo humano es la motivación fundamental de toda acción humana.
Lo que está claro es que todo parte de un deseo en la persona que quiere hacer algo. José Antonio Marina, en su libro «Los secretos de la motivación» da una fórmula para explicar qué nos mueve a querer hacer cosas:
Motivación = Deseos + incentivos + facilitadores de la tarea.
Esta es una de muchas teorías sobre la motivación. Son muchos los factores que influyen en la motivación de una persona. En zetatesters iremos comentando varios de estos factores y teorías en episodios futuros. Por ahora nos centraremos en la teoría de Marina y comentaremos nuestras propias reflexiones. Esperamos que vosotros aportéis vuestra opinión en los comentarios de esta entrada.
Algunos ejemplos que comenta Marina son…
Deseos: hambre, líbido, ser reconocido, etc.
Incentivos: comida, sexo, fama, etc.
Facilitadores: probabilidad de alcanzar la meta, sentimiento de capacidad, ayuda, etc.
Según José Antonio Marina, hay tres grandes deseos fundamentales: el bienestar personal, la vinculación social y la ampliación de nuestras posibilidades de acción.
¿Podemos decidir nuestros deseos?
Epicteto, uno de los estoicos más famosos, decía que tenemos un control total sobre nuestras opiniones, impulsos, deseos y aversiones. Pero, ¿podemos controlar realmente nuestros deseos? Si tengo sed, hambre o líbido… ¿lo he elegido yo, libremente? ¿O mi cuerpo ha lanzado esos deseos para que yo haga ciertas acciones?
No creo que tengamos un control total para crear deseos. Pero, ¿tenemos control parcial para originar ciertos deseos? Me atrevería a decir que hasta cierto punto. Todas nuestras experiencias determinan nuestro subconsciente, que a la vez, determina parte de nuestros deseos.
«Su mente le devolverá exactamente lo que usted deposite en ella», James Joyce.
En el episodio ZT 04: Ser experto comentamos el efecto compuesto: las pequeñas acciones que repetimos y al cabo del tiempo acaban teniendo un gran impacto en nuestras vidas. Esas acciones también determinarán parte de nuestros deseos. Si como un donut cada día, mi cuerpo se acostumbrará y lo querrá a diario. Así que tengo deseo de donut porque yo lo he fomentado durante cierto tiempo.
Los deseos nos vienen y quizá no podemos originarlos voluntariamente. Lo que podemos controlar es qué hacemos ante ese deseo: ignorarlo o intentar saciarlo. Es decir, tenemos control total sobre los objetivos que nos marcamos. Ante un deseo, podemos marcarnos una meta y elaborar un plan para lograr satisfacerlo.
Parece algo trivial pero es algo grandioso, el poder de decidir totalmente qué objetivos nos marcamos. Es importante que esos objetivos sean alcanzables y que tengan sensación de progreso durante el trayecto. Son ejemplos de «facilitadores de la tarea» que comenta José Antonio Marina.
Un ejemplo facilitador que hemos comentado en zetatesters es reducir el reto. Para publicar un libro, escribir cada día 500 palabras. Es más, si publicas parte de ese libro en un blog, tendrás cierta audiencia y eso te va a dar «pequeñas victorias» cuando te dejen comentarios o compartan tus artículos.
Estas son algunas reflexiones acerca de nuestros deseos. ¿Qué pensáis vosotros? ¿Qué creéis que activan nuestros deseos? Explicadnos vuestra postura y contadnos ejemplos, si queréis.
Esta entrada tiene una licencia Creative Commons (BY-SA): Atribución, Compartir igual.
ZT 19 Compañeros de viaje y "Creatividad S.A." de Ed Catmull
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“Si quieres ir rápido, ve solo. Si quieres llegar lejos, ve acompañado”, proverbio africano.
En este episodio charlamos sobre la importancia de colaborar con otras personas en nuestros proyectos personales. En Delicatessen comentamos el libro «Creatividad S.A.» de Ed Catmull, fundador y presidente de Pixar Animation.
Gracias de nuevo por todas vuestros comentarios por tierra, mar y Twitter 🙂
Karlus nos recomienda una cuenta de twitter @PoliticayModa tras escuchar el episodio ZT16 sobre Comunicación No Verbal. Es un usuario que comenta política y moda, y que explica qué expresa la forma de vestir y colocarse de los políticos.
Este libro nos lo recomendó Raul Vaquero por correo electrónico. ¡Gracias, Raul! Transcribimos parte de su mensaje:
«Creatividad S.A. de Ed Catmull, uno de los fundadores de Pixar y presidente de los estudios Disney-Pixar Studios, sobre como crear y administrar entornos creativos, algo que me gustó mucho y me interesa llevar a la practica en el desarrollo de videojuegos (uno de mis proyectos).»
Algunas ideas interesantes del libro…
Candor
Tú no eres tu idea. Si te critican una idea, no te lo tomes como algo contra tu persona.
Creatividad es un proceso iterativo. Con feedback honesto y muchas revisiones pasas de “una película mala” (o producto malo) a una “gran película” (o gran producto).
Fracaso
Nos avergonzamos del fracaso, incluso las personas que sabemos que fracasar puede ser bueno (y lo repetimos como loros).
Los errores son la consecuencia de hacer algo nuevo. El fracaso es la manifestación del aprendizaje y la exploración.
“Equivócate tan rápido como puedas”
Fracaso: evento en sí + reacción nuestra.
Confiar en los demás no implica que no la vayan a cagar. Significa que si la cagan, confiarás en que harán lo posible para arreglarlo.
Marc Alier ha propuesto este libro para el Delicatessen de esta semana nos recomienda especialmente escuchar la versión original en audiolibro, narrada por el mismo Seth Godin.
En el episodio 15 de Zetatesters abrimos la caja de Pandora de emprender proyectos de ingresos pasivos. Es un tema que los 4 suricatas tenemos entre ceja y ceja y del que vamos a seguir hablando. El libro que recomendamos en Delicatessen en ese programa fue El código del dinero de Raimón Samsó. Raimón ya en 1997 escribía libros parecidos al libro de Tim Ferriss, 10 años antes que nuestro gurú de mesita de noche. Y encima a Raimón lo tenemos bien cerquita, es cercano. accesible y además esta más motivado – si es que eso es posible – que nosotros.
Raimón ha accedido a hacer una entrevista por Skype, que si os gusta no será la primera. Hemos quedado en que quizás repitamos la conexión con Raimón para responder a preguntas que VOSOTROS nos planteéis en los canales habituales: comentarios en el blog, twitter en @zetatesters y en somos (algarroba) zetatesters.com
Os dejo con la entrevista a Raimón Zamsó, espero que so guste.
Lo he escrito pero no me lo creo. Para empezar a creerlo tendría que escribir cada día durante varios meses, sin excepciones.
Actualmente soy el rey de las excusas para no escribir: tengo hijos pequeños, no tengo tiempo, voy muy cansado, escribir requiere mucha energía y concentración… Bla, bla, bla. Gilipolleces.
He pasado por varias etapas: desde el «Quiero escribir» pasando por el «Tengo que escribir» hasta el «¿Por qué cojones no escribo?». Creo que la respuesta es el miedo. Sé que está muy manido el tema de cómo el miedo nos paraliza y todo ese tipo de discurso pero es que no le veo otra explicación.
Dicen que no debes huir de tus miedos sino ir hacia ellos, que asustan mucho más de lo que en realidad acaban siendo. Creo que mi mayor miedo es no estar a la altura o no ser visto como alguien competente para escribir sobre según qué temas.
Soy ingeniero informático de formación y domino bastante la tecnología pero me apasiona todo lo que tiene que ver con el desarrollo personal, la psicología del comportamiento, el liderazgo o el emprendimiento, por poner algunos ejemplos.
Sin embargo, no me atrevo a escribir un libro sobre ninguno de los temas que acabo de enumerar.
Mi primer intento de libro fue sobre dinámicas participativas para usar al hablar en público o hacer formación. No cuajó porque me di cuenta de que la mayoría de las dinámicas que quería explicar no las había puesto en práctica.
Al cabo de un par de años decidí escribir un libro sobre Chromecast. Ahí me sentí muy cómodo desde el principio. Lo publiqué en Amazon y se han vendido unas 800 unidades en menos de un año. Incluso fui número 1 en la Tienda Kindle de Amazon España.
Ahora tengo que hacer la segunda edición porque han habido muchas novedades en los últimos meses. El problema es que ya no me apetece escribir sobre Chromecast. He escrito cosas pero tengo la revisión del libro estancada. No me gusta la idea de tener que revisar el libro cada dos por tres. Me gustaría publicar libros más perennes y más profundos.
Después de publicar mi primer libro, decidí empezar otro que no fuera sobre tecnología. Esta vez me decanté por un libro sobre cómo hacer presentaciones. Le dediqué unas semanas, empecé a hacer una primera estructura del libro, a recopilar artículos de mi blog sobre presentaciones. Incluso envié un mensaje a cientos de personas para que me dijeran sus dos principales retos a la hora de hablar en público. Compilé las respuestas en Evernote y también creé una lista de correo para las personas interesadas en recibir más información sobre el futuro libro. De hecho, hay más de 125 personas inscritas en esa lista que aún no he estrenado porque he abandonado la idea de escribir el libro (al menos por ahora).
Ya hay decenas de libros sobre presentaciones. Si una cosa tengo clara es que no quiero publicar «otro libro más de presentaciones», tiene que tener algo que lo distinga claramente de los demás y que aporte tanto valor como los que ya están en el mercado. El problema es que no tengo ni idea de cómo diferenciarme.
«Will It Fly?: How to Test Your Next Business Idea So You Don’t Waste Your Time and Money» de Pat Flynn
Sospecho que en el fondo del asunto está la cuestión de si lo que voy a ofrecer aportará valor o no. Y que lo que yo supongo que aportará valor no tiene por qué ser valorado por mi audiencia. La clave está en dejar de suponer y empezar a validar mi idea de libro. Tengo que ir a buscar mi posible audiencia, ayudarla primero, conversar con ella y descubrir sus problemas, su lenguaje y sus necesidades. Hasta ahora no tenía del todo claro cómo hacerlo pero el libro «Will It Fly» de Pat Flynn lo explica de forma clara y detallada.
Aún y así, mi siguiente idea de libro tiene que ver con otro tema tecnológico. Sé que estaré muy cómodo al escribirlo pero dentro de mi hay una vocecilla tímida que me susurra: «No escribas sobre esto. Escribe sobre los temas que te flipan, aunque no tengas una formación reglada sobre ellos».
No sé que voy a hacer. Es probable que empiece el libro tecnológico aunque no sea lo que más me gustaría hacer. Lo que ocurre es que prefiero empezar a moverme, a actuar y a volver a poner en marcha la maquinaria de escribir para publicar que quedarme parado comiéndome el coco.
¡Qué demonios! Soy un zetatester y tengo que aplicar la máxima de unas veces se gana y otras se aprende. Tengo que fallar rápido para poder rectificar e intentar otros enfoques. No tengo claro de qué va a tratar mi próximo libro pero quiero publicarlo este año.
Pase lo que pase, iré comentando, en el blog o en el podcast, mis avances y retrocesos para haceros partícipes del proceso. Quiero mostrar que un proceso creativo tiene su camino de espinas y que hay muchas dudas, miedos e inseguridades que después casi nadie cuenta cuando su libro ya está publicado.
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