Aqui un Ludo con una guitarra construida por el mismo
Nuestro amigo Carles Caño no ha conseguido ser pianista de jazz. Según él dice: en realidad no quiere ser pianista de jazz, sino que le gusta la idea de ser pianista de jazz. Pero lo que no quiere es estar horas practicando escalas, coordinación de manos, estudiando teoría musical etc.  Y ahora es feliz en su decisión de no ser pianista de jazz.
Y bien que hace. Ser pianista de Jazz, como tantas cosas es opcional en la vida.
Mi caso es mas grave. Yo quiero ser un buen guitarrista. Evidentemente !no guitarrista de Jazz! Estando el rock, el metal el funk o el blues… hasta el reggae antes que el Jazz! 🙂
Hace unos 20 años, más o menos al acabar la carrera,  empecé a tocar la guitarra eléctrica. Con tres amigos (entre ellos el zetatester Dani Amo) montamos un grupo de rock duro, en el que yo tocaba la guitarra rítmica y cantaba.
Bueno, de hecho tocaba la guitarra arrítmica y cantaba. O sea, como guitarrista era malo de narices. Y no solo era malo. Era muy lento aprendiendo a tocar.
O eso me parecía. Tanto era a sí que tras dos años el grupo se deshizo y nadie me invitó a formar parte de sus nuevos grupos. No como guitarrista al menos. Como vocalista he hecho mis pinitos con mejores resultados, y si todo va bien el próximo año volveré al escenario en la fiesta de la facultad de informática a cantar para mis alumnos.

Volviendo a la guitarra, pronto me harté de mi profesor y abandoné las lecciones.  Desde entonces estuve unos 14 años haciendo intentos intermitentes intentando sin éxito aprender de tabulados y lecciones gratis por internet.
En retrospectiva ahora sé que mi aprendizaje no era tan lento. Por ejemplo aprendí muy deprisa el cambio de acordes mayores y menores, y los acordes móviles de cejilla. Poco a poco mi sentido del ritmo iba mejorando y era capaz de tocar con un baterista bastante malo – pero no tanto como yo- que se aceleraba cuando se emocionaba.
Pero yo siempre me comparaba con guitarristas profesionales como Knoplfer, Clapton, Blackmore, Guilmour o Bonamassa… O sin ir más lejos mi primo Coke o el mismo Daniel Amo. Mi objetivo por una parte era vago, poco definido. Y no tenia una forma clara de ver mi progreso.
El 2011 un videojuego me hizo retomar el objetivo de aprender a tocar la guitarra.
Rocksmith (y su edición más reciente 2014 bastante mejorada) convierte tu Playstation, Xbox o PC en un amplificador y afinador para tu guitarra eléctrica. No una guitarra de plástico como en Guitar Hero. Cualquier guitarra eléctrica de verdad.
No voy a hacer una review del juego, solo diré Rocksmith es básicamente Guitar Hero pero usando una guitarra de verdad y en la que tu tocas de verdad. Lo que suena es lo que tu tocas.
¿Y porqué un puñetero juego consiguió lo que mi grupo de garaje y un profe no pudieron hacer?
Rocksmith me marca objetivos claros. Aprende a tocar esta canción. Mide mi progreso. Me da puntuaciones. Se cuando lo hago mejor y  en que partes debo mejorar. Me puedo concentrar en esas partes y repetir las veces que quiera. Y se cuando he aprendido una canción. !Hasta me da medallitas y las cuelga en steam!
Con Rocksmith tengo una idea clara del progreso que tengo hacia objetivos claros. Aprender una canción. Superar mi porcentaje de precisión. Etc.
Obviamente solo con un videjuego no aprendes a tocar. Pero a partir de la motivación y los callos que haces en los dedos tras horas y horas de jugar a Rocksmith, ahora sigo cursos online de pago. Estudio las técnicas y la teoría que creo que me hace falta para dominar los estilos que quiero tocar. Me marco objetivos concretos y mido mi progreso yo solo.
Sé que estoy progresando. Casi cada día que practico (que mis hijos me dejan tiempo para ello) tengo pequeños logros o pequeñas victorias. Aprender a tocar es un juego. He gamificado mi aprendizaje.
Estos principios no solo son aplicables a aprender a tocar la guitarra, son aplicables a todo objetivo personal o colectivo. Si podemos identificar pequeños logros – small wins – que nos den una idea de progreso nos vamos a motivar y vamos a lograr nuestros objetivos. O al menos va a ser más difícil que lo dejemos.
Quien sabe, quizás dentro de unos años Carles y yo haremos un duo al piano y la guitarra.